Un nefelibata es una persona que no se da cuenta de la realidad por
estar soñando. En otro sentido, yo prefiero creer que los nefelibatas
buscamos todo el día formas de modificar nuestra realidad.
Un
día simplemente me encontré con otros tres iguales a mi. No nos juntamos
para hacer música, ni para hacer una banda, lo hicimos para contar
historias con música, y cuando estas eran contadas cien veces sin
aburrirnos, decidíamos contárselas a alguien más.
De aquí salto
en el tiempo hasta el día en que decidimos emprender el camino para
grabar nuestro más reciente disco: El inefable mundo de los nefelibatas.
Y si que era inefable, ya que buscamos armar una suite de cuatro discos que tendrán la misma temática.
La
decisión de grabar el disco la tomamos a mediados del 2016. Continuamos
con la preproducción, es decir, ese proceso que uno como músico debe
realizar antes de llegar al estudio, el cual consiste en trabajar las
piezas musicales para que tengan todos los detalles necesarios y estén
listas para ser grabadas. Este proceso fue largo, nos tomo varios meses,
en este punto muchas de las piezas seguían sin tener un titulo
definitivo.
Cuando decidimos que las piezas estaban listas para
ser grabadas programamos el tiempo en el estudio, lo haríamos en dos
fines de semana, a manera de retiro en Tuxcueca, Jalisco, un pueblo
pequeño que esta a la orilla del lago de Chapala. La suerte nos llevo a
ese lugar ya que Jonh Field padre de Eduardo nos prestaría su estudio,
ubicado en este poblado, para grabar el disco.
Cuando hablo de
cómo John nos prestó su estudio para grabar, hablo en serio, haríamos la
captura del audio nosotros mismos, lo cual nos hacía sentir más en
confianza y en un ambiente intimo para grabar.
El estudio tenia
una vista impresionante, en una de las cabinas podías ver el lago
mientras grababas, y aunque sufrimos de ataques de alacranes y avispas
todo salió perfecto.
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